
GUÍA PARA LA EVALUACIÓN DEL TEXTO LITERARIO
I. APROXIMACIÓN AL TEXTO • Datos generales del autor
-Ciro Alegría:
Nació:1909 en Huarochirí.
Estudió:Huamachuco primaria y secundaria(donde tuvo como maestro a Cesar Vallejo.
Ganó:Tes premios literarios.
Vivió:16 años en Estados Unidos, Puerto Rico y Cuba.
Trabajo:Fue novelista, cuentista, político y periodísta.
Murió:1967.
Sus obras:
La Serpiente de Oro.
Los Perros Hambientros.
El Mundo es Ancho y Ajeno.
I. APROXIMACIÓN AL TEXTO • Datos generales del autor
-Ciro Alegría:
Nació:1909 en Huarochirí.
Estudió:Huamachuco primaria y secundaria(donde tuvo como maestro a Cesar Vallejo.
Ganó:Tes premios literarios.
Vivió:16 años en Estados Unidos, Puerto Rico y Cuba.
Trabajo:Fue novelista, cuentista, político y periodísta.
Murió:1967.
Sus obras:
La Serpiente de Oro.
Los Perros Hambientros.
El Mundo es Ancho y Ajeno.
• Importancia de la lectura de acuerdo con tu edad y condición de estudiante Fue muy importante para mí porque me enseñó muchas cosas y valores
II. APROXIMACIÓN A LA TRAMA DEL TEXTO Análisis descriptivo que implica los siguientes momentos:• En qué lugares se realizan los núcleos
-El pueblo
Mí padre tenía un terrenito al lado del pueblo.
• De qué tiempo(s) nos habla el cuento
-Años
Con los años, afirmaba, que al menos los periódicos responderían.
-Seis o siete años
A los seis o siete años del despojo, mí pdre se cansó hasta e cobrar.
• Quiénes son los personajes
-Calixto Garmendia.
-Remigio Garmendia.
Análisis del contenido con las siguientes indicaciones:• Qué temas abordan o desarrollan los diálogos
“Lo que necesitamos es justicia”, decía “El día que el Perú tenga justicia, será grande”.
• Cómo se divide el cuento, ¿cuáles son?
-No se divide en nada.
• Cuál es el contenido total del cuento. Para ello, elabora diez núcleos secuenciales con sus respectivas imágenes
1. Mi padre era carpintero y me mandó a la escuela. Hasta segundo año de primaria era todo lo que había. Y eso que tuve suerte de nacer en el pueblo, porque los niños del campo se quedaban sin escuela. Fuera de su carpintería, mi padre tenía un terrenito al lado del pueblo.
2. Pasaba el alcalde. «Buenos días, señor», decía mi padre, y se acabó. Pasaba el subprefecto. «Buenos días, señor», y asunto concluido. Pasaba el alférez de gendarmes. «Buenos días, alférez», y nada más. Pasaba el juez y lo mismo. Así era mi padre con los mandones.

3. Ellos hubieran querido que les tuviera miedo o les pidiese o les debiera algo. Se acostumbran a todo eso los que mandan. Mi padre les disgustaba. Y no acababa ahí la cosa. De repente venía gente del pueblo, ya sea indios, cholos o blancos pobres.
4. «Lo que necesitamos es justicia», decía. «El día que el Perú tenga justicia, será grande». No dudaba de que la habría y se torcía los mostachos con satisfacción, predicando: «No debemos consentir abusos».
5. Sucedió que vino una epidemia de tifo, y el panteón del pueblo se llenó con los muertos del propio pueblo y los que traían del campo. Entonces las autoridades echaron mano de nuestro terrenito para panteón. Mi padre protestó diciendo que tomaran tierra de los ricos, cuyas haciendas llegaban hasta la propia salida del pueblo. Dieron de pretexto que el terreno de mi padre estaba ya cercado, pusieron gendarmes y comenzó el entierro de muertos. Quedaron a darle una indemnización de setecientos soles, que era algo en esos años, pero que autorización, que requisitos, que papeleo, que no hay plata en este momento... Se la estaban cobrando a mi padre, para ejemplo de reclamadores. Un día, después de discutir con el alcalde, mi viejo se puso a afilar una cuchilla y, para ir a lo seguro, también un formón. Mi madre algo le veía en la cara y se le prendió del cogote y le lloró diciéndole que nada sacaba con ir a la cárcel y dejarnos a nosotros más desamparados. Mi padre se contuvo como quebrándose.
6. La cosa fue más triste cada vez. En las noches, a eso de las tres o cuatro de la madrugada, mi padre se echaba unas cuantas piedras bastante grandes a los bolsillos, se sacaba los zapatos para no hacer bulla y caminaba medio agazapado hacia la casa del alcalde. Tiraba las piedras, rápidamente, a diferentes partes del techo, rompiendo las tejas. Luego volvía a la carrera y, ya dentro de la casa, a oscuras, pues no encendía luz para evitar sospechas, se reía.
7. Se calmaba unos cuantos días con eso. Por otra parte, en la casa del alcalde solían vigilar. Como había hecho incontables chanchadas, no sabían a quién echarle la culpa de las piedras. Cuando mi padre deducía que se habían cansado de vigilar, volvía a romper tejas. Llegó a ser un experto en la materia. Luego rompió tejas en la casa del juez, del subprefecto, del alférez de gendarmes, del síndico de gastos. Calculadamente, rompió las de las casas de otros notables, para que si querían deducir, se confundieran. Los ocho gendarmes del pueblo salieron en ronda muchas noches, en grupos y solos, y nunca pudieron atrapar a mi padre. Se había vuelto un artista de la rotura de tejas. De mañana salía a pasear por el pueblo para darse el gusto de ver que los sirvientes de las casas que atacaba, subían con tejas nuevas a reemplazar las rotas. Si llovía era mejor para mi padre.
8. Mi padre fue llamado para que hiciera el cajón y me llevó a tomar las medidas con un cordel. El cadáver era grande y gordo. Había que verle la cara a mi padre contemplando al muerto. Él parecía la muerte. Cobró cincuenta soles adelantados, uno sobre otro. Como le reclamaron el precio, dijo que el cajón tenía que ser muy grande, pues el cadáver también lo era y además gordo, lo cual demostraba que el alcalde comió bien. Hicimos el cajón a la diabla. A la hora del entierro, mi padre contemplaba desde el corredor cuando metían el cajón al hoyo, y decía: «Come la tierra que me quitaste, condenado; come, come». Y reía con esa su risa horrible.
9. Mi madre le dio esperanza con el nuevo alcalde. Fue como si mi padre sanara de pronto. Eso duró dos días. El nuevo alcalde le dijo también que no había plata para pagarle.
10.Hacía años que las gentes, sabiendo a mi padre en desgracia con las autoridades, no iban por la casa para que las defendiera. Con este motivo ni se asomaban. Mi padre le gritó al nuevo alcalde, se puso furioso y lo metieron quince días en la cárcel, por desacato. Cuando salió, le aconsejaron que fuera con mi madre a darle satisfacciones al alcalde, que le lloraran ambos y le suplicaran el pago. Mi padre se puso a clamar:—«Eso nunca! Por que quieren humillarme? La justicia no es limosna! Pido justicia!» Al poco tiempo, mi padre murió
• Qué nos quiere decir el autor con este cuentoLa injusticia que existe en los pueblos del Perú.
III. APROXIMACIÓN A LA REALIDAD DEL ESTUDIANTE
• Qué relación tienen los temas tratados en el relato con nuestra realidad
Que aquí también hay mucha injusticia primero el estado promete algo luego no lo cumple.
Que aquí también hay mucha injusticia primero el estado promete algo luego no lo cumple.
• Qué relación tienen los temas tratados en el relato con tu vivencia personal de estudiante
-Que contra a mí también a veces se me comete injusticia contra mí.
• Cuál es el impacto que te causó el relato
-La forma en que Calixto pide justicia y muere sin obtenerla.
IV. TRANSFERENCIA DEL CUENTO
• ¿Qué frases de la lectura te impactaron más, por qué?
-Cuando Calixto dice:”Come la tierra que me quitaste condenado, come”.
-Cuando Calixto dice:”Come la tierra que me quitaste condenado, come”.
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